lunes, 19 de marzo de 2018

Relato propio: La gran putada(primera parte)



Mayo de 2015
Ona tenía los ojos abiertos, o eso le parecía. Su cabeza iba muy lenta y solo conseguía distinguir las figuras muy borrosas, parecían personas que se amontonaban a su alrededor pero no conseguía distinguirlas bien. Sabía que estaba tumbada, ¿en su cama? ¿O dónde?
En aquel momento su mente empezó a funcionar, lentamente, se había dormido y era la hora del check-out en el hotel. Esa tenía que ser la explicación, venían a despertarla.  Tras unos segundos que le parecieron minutos, incluso horas, las imágenes empezaron a hacerse más nítidas y pudo distinguir la cara de su mejor amigo, que la miraba con preocupación, y a su lado otro de sus compañeros de siempre, junto a unas mujeres, que debían ser las dependientas de la tienda en la que me encontraba. Porque si, estaba tumbada en el suelo de una tienda, aunque  no tenía ni idea de lo que estaba haciendo allí, ni de cómo había llegado hasta aquel sitio.
Su mente seguía funcionado muy lentamente y empezó a sentir un dolor horrible que le invadía el rostro, pero a pesar de toda esa confusión, la única idea que conseguía cruzar su mente era la de que tenía hambre. ¿Había desayunado?
La verdad es que no sé cómo un pensamiento tan trivial cómo este podía cruzar la cabeza de Ona mientras yacía tumbada en el suelo de aquella tienda en la capital belga. Porqué si amigos, Ona estaba en Bélgica de vacaciones cuando todo esto sucedió.
Y por fin se incorporó. Como he dicho estaba  tumbada en el suelo de una tienda de pendientes, por fin todo empezaba a volver a la normalidad, por lo visto se había desmayado o lo que fuese mientras compraba unos pendientes con sus amigos. Recordaba que estaba en Bélgica de vacaciones con unos amigos de la facultad, eso sí lo sabía. ¿Pero cómo había llegado hasta la tienda esa misma mañana? La verdad es que no conseguía recordar nada de aquel día previo al momento de despertar en el suelo de una tienda. Todo lo que ahora sabía de esa mañana era cuanto le habían contado sus acompañantes. Habían despertado a las 9am aproximadamente, habían preparado sus maletas para volver a Barcelona esa misma tarde, y habían decidido hacer unas últimas compras. Aunque no conseguía recordarlo. Y además tenía hambre. Y mucho dolor en la cara.
¿Qué le ha pasado a Ona? Para entenderlo tenemos que volver un poco más atrás en su vida. Volver al día en que todo cambio. O incluso aún más atrás.

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